La seguridad del paciente, una preocupación a escala planetaria
La seguridad del paciente es un grave problema de salud pública mundial. Se estima que el riesgo de morir en un viaje en avión es de uno entre tres millones, mientras que el riesgo de fallecer debido a un error médico es de uno entre 300. Está claro que la medicina no es una ciencia exacta pero la realidad muestra que gran parte de esos errores son evitables. Tal y como advierte la Organización Mundial de la Salud, uno de cada diez pacientes que viven en países con ingresos altos sufre daños mientras recibe atención hospitalaria. Esos daños pueden deberse a eventos adversos y de ellos el 50% puede prevenirse.
Las estadísticas empeoran en el caso de los países con ingresos bajos y medios. Aquí, cada año, cinco personas mueren cada minuto por una atención médica incorrecta, lo que arroja la escalofriante cifra de 2,6 millones de fallecidos. De esas muertes, un millón se producen a causa de procedimientos quirúrgicos inseguros durante o inmediatamente después de la cirugía, según un informe de la OMS.
Pero la seguridad de los pacientes es importante en todos los niveles de la atención médica, incluida en la atención primaria y ambulatoria, ya que es aquí donde se concentra un elevado número de daños al paciente (4 de cada 10), muchos de los cuáles acaban en hospitalización. De hecho, se estima que el 6% de los días de hospitalización se deben a daños derivados de errores médicos, los más comunes son los que tienen que ver con el diagnóstico de la patología y la prescripción y el uso de medicamentos.
Respecto al diagnóstico, en EEUU se ha acuñado el término de “error de diagnóstico” para definir la incapacidad de identificar la naturaleza de una enfermedad de forma precisa y adecuada. Así, un 5% de los adultos que reciben atención ambulatoria en Estados Unidos recibe un diagnóstico tardío o incorrecto y gran parte de ellos derivan el tratamiento a hospitales.
En lo concerniente a la prescripción y el uso de medicamentos el problema no es menor y, aparte de ocasionar daños físicos a los pacientes, acarrean incontables pérdidas económicas al sistema de salud. La falta de seguridad en la prescripción, almacenamiento, preparación, dispensación, administración y control de los medicamentos origina, sólo en EEUU, daños en 1,3 millones de pacientes. A nivel mundial, se estima que el coste derivado de los errores de medicación asciende a 42.000 millones de euros.
Estos alarmantes datos evidencian que el sistema sanitario requiere de mecanismos de control que sean capaces de prevenir estos errores, así como abogar por prácticas más seguras y eficaces que minimicen los riesgos y reviertan en la seguridad de los pacientes. En ese sentido, la Fundación para el Desarrollo de la Vanguardia Sanitaria ha sido creada con el objetivo de promover la innovación y la seguridad en la gestión médica farmacéutica y generar conciencia en la sociedad de la importancia de la seguridad y la innovación en el sector sanitario.
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