Radiografía de la industria farmacéutica en Europa
La crisis sin precedentes a nivel mundial causada por el Covid-19 ha apuntalado la fortaleza de la industria farmacéutica y se posiciona como uno de los sectores estratégicos que más pueden contribuir a sentar los cimientos de la reconstrucción sanitaria, económica y social de la Unión Europea.
Así lo demuestran los últimos datos facilitados por la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (Efpia), que destacan crecimientos en inversión en I+D, empleo y producción.
Durante el año 2019, este sector destinó más de 37.500 millones de euros a I+D, un 4,2% más que en 2018. Según los datos que maneja la Comisión Europea, las compañías farmacéuticas son líderes en intensidad en I+D, es decir, inversión en función de las ventas netas, con un 15,4% de inversión; seguido muy de lejos por la inversión en software y servicios informáticos (10,8%) y artículos de hardware y equipos informáticos (8,5%).
En materia de empleo, los datos ofrecidos por Farmaindustria también revelan que la industria farmacéutica europea es un importante dinamizador del empleo en el entorno comunitario. En 2019, el sector rozó los 800.000 empleos directos y alcanzó los 2,5 millones indirectos.
Del mismo modo, el empleo en las áreas de I+D de las compañías farmacéuticas ha seguido creciendo en el último año hasta alcanzar las 118.000 personas, en un departamento con un claro dominio femenino.
Con todo y con ello, el sector se enfrenta a sustanciales desafíos que amenazan con romper este ritmo positivo de crecimiento. Por un lado, Europa afronta una creciente competencia de economías emergentes en rápido crecimiento, como Brasil, China o India, que están haciendo desnivelar el mercado de los medicamentos innovadores y la inversión en I+D. Durante el período 2014-2019, estos tres mercados crecieron a un ritmo muy acelerado, un 11,2%, 6,9% y un 11,1%, respectivamente, en comparación con el crecimiento del 5,4% marcado por los cinco primeros países de la UE y el 6,1% del mercado estadounidense, el país que lidera el 50% de las ventas del sector farmacéutico mundial frente al 23% que representa el europeo (datos de la consultora Iqvia del pasado mayo).
Otro de los aspectos preocupantes son los obstáculos regulatorios adicionales y el aumento de los costes de I+D, que ponen en riesgo el papel de Europa como mercado impulsor de la innovación biomédica. Tal y como ha asegurado la directora del Departamento Internacional de Farmaindustria, Icíar Sanz, “es necesario dotar a este sector de un marco regulatorio estable, rápido, efectivo y competitivo a nivel mundial, además de diseñar una estrategia de propiedad industrial que proteja la inversión en investigación biomédica y que garantice, al menos, la paridad con las regiones competidoras, como Estados Unidos y China, para impulsar a un sector estratégico para la salud y la economía europeas”.
Volver a Noticias